La pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 (coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave) ha generado la búsqueda de controles ambientales con el objetivo de contener y mitigar la propagación del virus. Sabemos que el causante de la enfermedad COVID-19 (coronavirus disease 2019) se transmite de persona a persona por contacto directo con las gotas respiratorias o al tocar superficies que se encuentran contaminadas y luego tocarnos la nariz, los ojos o la boca. Es de destacar que van en aumento las pruebas que evidencian la trasmisión del virus por vía aérea, dado que las gotas respiratorias grandes se secan y forman gotitas que pueden permanecer en el aire durante varias horas. Bajo esta realidad sanitaria, y con el objetivo de controlar el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2, se vuelve necesaria la desinfección del aire y de las superficies contaminadas por el virus. Es así, que han surgido en el mercado numerosos dispositivos que se publicitan como capaces de contener y mitigar la propagación del virus mediante la desinfección.
Una de las soluciones que el mercado ofrece para la desinfección del SARS-CoV-2, tanto para particulares como para los/las profesionales, es el uso de dispositivos emisores de radiación ultravioleta (UV), comúnmente denominados: “lámpara de desinfección UV”, “esterilizador UV”, “lámpara ultravioleta germicida”, etc. Estos dispositivos se publicitan como una opción más, tanto para lograr la desinfección del aire de un ambiente, como para la desinfección de las superficies de los objetos. Pero ¿cuán efectivos son estos dispositivos?
Para poder dar respuesta a esta pregunta, primero debemos saber, que la radiación ultravioleta (UV) es la radiación electromagnética del espectro cuya longitud de onda está comprendida aproximadamente entre los 10nm y los 400nm. A su vez, esta se subdivide en 3 rangos definidos según el impacto biológico que la radiación UV posee sobre los materiales biológicos, resultando de esta manera las denominadas radiaciones UV-A, UV-B y UV-C. Dado que la radiación UV-C, que se encuentra entre los 100nm y 280nm, es la que posee más energía y mayor acción germicida, esta es utilizada comúnmente como germicida. Esta propiedad de la radiación UV-C se utiliza desde hace años para la desinfección del aire, del agua y de las superficies, y se conoce como radiación ultravioleta germicida (UVG). La forma de actuar que tiene la radiación UV-C sobre los virus y las bacterias consiste en destruir los enlaces moleculares que mantienen unidos su ADN destruyéndolos, y por lo tanto desinfectando.
Recientemente, con la aparición del COVID-19, se ha demostrado la eficacia de la radiación UV-C como germicida del virus SARS-CoV-2, lográndose la desinfección del aire y de las superficies contaminadas.
Es importante mencionar que la radiación UV-C emitida por el sol no llega a la superficie de la tierra dado que es absorbida por el oxígeno y el ozono de la atmósfera. Es así que la forma de generar radiación UV-C es a partir de fuentes de radiación artificial (lámparas) que emiten radiación UV-C y que se caracterizan por su acción germicida.
¿Cómo se debería utilizar la radiación UV-C para la desinfección del SARS-CoV-2?
En el caso de la desinfección del aire de una habitación (sala de espera, laboratorio, o quirófano), esta se puede realizar colocando las fuentes de radiación UV-C de manera fija en lugares estratégicos de la habitación. Otra posibilidad es el uso de unidades móviles que, al permitir su desplazamiento, se reutilizar para la desinfección de varias salas en diferentes momentos del día.
Hay que tener en cuenta que en aquellas superficies donde no llegue la radiación UV-C, no se llevará a cabo la desinfección de la misma, por esta razón, se debe analizar individualmente las características de los espacios a desinfectar, para evitar la existencia de “zonas de sombra” que resultarían sin desinfectar.
En el caso de la desinfección de las superficies de los objetos, tales como material sanitario, móviles, gafas, llaves, etc., además de la opción de colocar una fuente en la habitación donde se encuentran los objetos (prestar atención para evitar zonas en sombra), se puede utilizar un dispositivo emisor de radiación UV-C, dirigiendo la radiación hacia al objeto, procurando situar el dispositivo a la distancia especificada por la empresa suministradora, de la superficie que se quiere desinfectar, y respetando los tiempos de desinfección especificado por la empresa suministradora. También existen dispositivos donde se introduce el objeto a desinfectar, permaneciendo el dispositivo cerrado durante el tiempo necesario para la desinfección. Se debe prestar especial atención en la calidad de estos dispositivos y en seguir las medidas de seguridad necesarias para evitar de poner en riesgo la salud.
¿Qué riesgos conlleva la exposición a la radiación UV-C?
Uno de los riesgos que conlleva para la Salud la exposición a la radiación es su penetración en la capa superficial de la córnea del ojo, provocando fotoqueratitis (ulceraciones en la córnea). Además, la radiación UV-C penetra en las capas más externas de la piel produciendo eritemas (enrojecimiento de la piel similar a una quemadura producida por la exposición al sol).
Asimismo, existen estudios que concluyen que la exposición repetida de la piel a niveles de radiación UV-C puede comprometer el sistema inmunológico del cuerpo. Si esto se confirmase, entonces se debería evitar totalmente la exposición a esta radiación, de forma de no debilitar el sistema inmunológico, lo cual favorecería el posible contagio del coronavirus SARS-CoV-2. Respecto a si la exposición a la radiación UV-C causa cáncer, existen diferentes teorías y es necesario realizar mayor número de estudios en condiciones normales, así como en condiciones de sobreexposición a largo plazo. En cualquier caso, debemos hacer uso del principio de precaución.
Por otra parte, existe otra preocupación en relación al uso de las lámparas UV-C, y es el hecho de que, a longitudes de onda inferiores a los 250 nanómetros, estas producen ozono el cual se emite al ambiente donde se esté llevando a cabo la desinfección.
¿Qué características poseen las lámparas germicidas?
Las lámparas con radiación UV con acción germicida, se caracterizan por emitir sobre todo en el rango de la radiación UV-C y en especial en la longitud de onda de 253,7nm, valor de máximo efecto germicida. Los tipos de lámparas más utilizados son las lámparas de mercurio de baja y media presión de emisión continua y las lámparas de arco de xenón pulsado. Los LEDs (diodos emisores de luz) que emiten en el rango germicida (radiación UV-C) es una tecnología emergente que difiere de los LEDs usados para la iluminación en general.
Según los informes de las compañías que producen LEDs germicidas, la región de emisión se encuentra entre los 265 a 270nm, longitudes de onda mayores que la radiación de longitud de onda 253,7nm, donde se da el máximo efecto germicida, por lo que los LEDs no serían tan efectivos, si bien ya se está trabajando en ello, y a raíz de la aparición del virus SARS-CoV-2, este valor de longitud de onda seguramente se conseguirá en el futuro cercano.
Se puede afirmar que para realizar una desinfección efectiva del virus SARS-CoV-2 mediante el uso de un dispositivo que emita UV, es necesario que este cuente con una fuente de radiación UV-C, pero esto no es suficiente. La desinfección no se realiza simplemente con la emisión de radiación UV-C, sino que se debe considerar y cumplir una serie de factores, los cuales, en el caso de no estar presentes, no se podría garantizar la desinfección. Entre los factores a tener en cuenta y controlar encontramos la dosis efectiva de radiación (la energía requerida en (J/cm²), el tiempo necesario de radiación para destruir los patógenos, una determinada distancia de la fuente de radiación UV-C hasta donde se encuentra el virus, la vida útil de la lámpara, el grado de limpieza de las superficies a desinfectar (la radiación debe llegar hasta el virus). Es decir que se necesita cierto nivel de rigurosidad y control en cuanto a las características del dispositivo, a su aplicación y utilización, para lograr una efectiva desinfección.
Por otra parte, dados los posibles riesgos que puede conllevar para la salud la persona usuaria debe cumplir las medidas de seguridad establecidas por la empresa suministradora en todo momento. Hay que tener en cuenta, que la tonalidad azul de las lámparas de radiación UV responde a que, además de emitir radiación con longitudes de onda en el rango germicida del espectro, estas emiten radiación en las longitudes de onda que corresponden a la tonalidad azul del espectro visible. Es importante resaltar que la radiación UV-C es invisible al ojo humano al estar fuera del espectro visible, por lo que si una lámpara emitiera exclusivamente radiación UV-C, nos parecería apagada. Y si miráramos directamente la fuente con la intensión de verificar su funcionamiento, estaríamos recibiendo radiación UV-C directamente a la córnea, lo cual sería muy peligroso para la salud ocular. Esta es una de las razones por la cual es imprescindible verificar la calidad de los dispositivos de radiación UV al realizar su elección y respetar las directrices de aplicación.
Por otra parte, debemos recordar que las lámparas tienen una determinada vida útil, por lo que se debe verificar su rendimiento a lo largo de su uso para garantizar una correcta desinfección.
La Radiación UV se encuentra fuera del espectro visible
Valor de máximo efecto germicida: λ=253,7nm
Hoy día, existe una gran variedad de dispositivos de radiación UV-C en el mercado y resulta difícil verificar su calidad. El grado de dificultad es tal, que se podría dar el caso de un dispositivo que menciona que contiene lámparas de radiación UV, pero no menciona el rango de emisión de las mismas, por lo que no sería posible verificar si realmente emite en el rango de radiación germicida UV-C, salvo que se dispusiera de un equipo de medición especifico, lo cual no es habitual en la persona usuaria no profesional.
Por todo lo expuesto, se puede concluir que para el público general resulta muy difícil la comprobación de la efectividad de un determinado dispositivo anunciado como desinfectante del coronavirus SARS-CoV-2
¿Cuáles son las medidas de seguridad que se deben tomar?
Las medidas de seguridad a tomar para el uso de un dispositivo que emite radiación UV-C son:
- no mirar directamente la luz del dispositivo, aun contando con equipo de protección
- no ingresar en ambientes que posean fuentes de radiación UV-C en funcionamiento
- no exponer ninguna parte del cuerpo a la radiación UV-C emitida por el dispositivos
- no usar radiación UV-C para desinfectar las manos, la piel o la ropa
- en aquellas salas/ambientes donde se realice la desinfección, deberían estar conectadas las fuentes de radiación UV-C a un sensor de movimiento, de manera que estas se apagasen automáticamente, al detectar el ingreso de alguien en la misma, y se debería colocar un indicativo en el acceso, indicando que la luz UV-C se encuentra encendida.
- respecto a los materiales, la radiación UV-C puede causar daños en algunos materiales. Uno de los materiales que se ven afectados por la radiación UV-C son los polímeros, como por ejemplo el policarbonato y el metacrilato.
¿Es efectiva la radiación UV-C para la desinfección del SARS-CoV-2?
Si bien existen pruebas que en los centros sanitarios el uso de la radiación UV-C como complemento a la desinfección manual estándar es eficaz, es imprescindible realizar controles de calidad del producto, seguir las instrucciones de aplicación y uso establecidas por la empresa suministradora, además de tomar las medidas de seguridad necesarias (a veces no suficientemente subrayadas por la empresa suministradora) para evitar daños en la Salud. Debemos ser conscientes que, salvo que la radiación UV-C sea supervisada por los/las profesionales que cuenten con aparatos de medición, la persona usuaria no podrá realizar la comprobación de la eficacia de la desinfección realizada.
De lo expuesto, se concluye que el uso de dispositivos emisores de radiación UV para la desinfección del SARS-CoV-2, es una solución eficaz, pero solo si la desinfección se lleva a cabo siguiendo las directrices de aplicación, bajo supervisión y realizando un uso y mantenimiento adecuado del dispositivo; y sin olvidar el cumplimiento de las medidas de seguridad correspondientes
Por otra parte, es imprescindible comprobar la calidad del dispositivo, el cual debe estar homologado, garantizando el cumplimiento de la reglamentación vigente, y garantizando la máxima calidad y seguridad para su uso. En todos los casos, las personas usuarias deben protegerse a la exposición de la radiación UV-C en su totalidad y en especial deben proteger los ojos. Un uso inadecuado de un dispositivo fuente de radiación UV-C, resultaría peligroso para la salud, generando más perjuicios que beneficios.
No hay duda que nos gustaría disponer de un dispositivo “mágico” que simplemente con encenderlo desinfectara el 100% del coronavirus SARS-CoV-2 del aire de los ambientes y de las superficies de los objetos, sin la necesidad de controlar todos los factores mencionados y sin correr ningún posible riesgo la salud. Lamentablemente, hoy no se puede decir que los dispositivos de radiación UV sean este dispositivo “mágico”. Quizás el público general debería utilizar otros métodos de desinfección (como es el uso de productos químicos NO tóxicos), cuya aplicación, control de calidad y supervisión, sean más sencillos, y sobre todo que garanticen la máxima seguridad para la Salud.
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