En el último congreso del IBN (Institut fúr Baubiologie und Nachhaltigkeit), esto es, el Instituto de Bioconstrucción y Sostenibilidad de Alemania, celebrado en Rosenheim (Baviera) el pasado mes de mayo se presentó oficialmente la última actualización de la Norma Técnica de Medición en Bioconstrucción SBM 2015, que sustituye a la anterior SBM 2008.
Esta norma técnica es el documento base que utilizamos en nuestras mediciones, ya que recopila todas las influencias ambientales biológicamente críticas para la salud y establece las pautas para su medición, de forma que los valores medidos son comparables y, por lo tanto, se permite su valoración para cada caso particular. Puedes obtener más información acerca de la Norma SBM en el apartado de este blog factores de riesgo y consultar los documentos actualizados en la página web del IEB mediciones.
El documento anexo a la norma “Condiciones Marco para mediciones técnicas, aclaraciones y complementos” define exhaustivamente los métodos de medición, características de los aparatos y otros detalles, incorporando en esta última actualización una serie de valores de referencia recomendados para sonido, luz y ventilación.
En cualquier caso, no ha habido cambios básicos, aunque sí de detalle.
La incorporación de la iluminación es lo más destacado en el punto A- Campos, Ondas y Radiación
La SBM-2015 incorpora un nuevo apartado -A9 Luz- sobre iluminación artificial, luz visible, radiación UV e infrarroja debido principalmente a los profundos cambios en los sistemas de iluminación con la prohibición de las bombillas incandescentes y la incorporación de nuevas tecnologías de led y lámparas de bajo consumo. Si bien, obviamente, la luz no plantea problemas durante el sueño, sí que influye de manera determinante en el período anterior al sueño y también en los puestos de trabajo.
La norma plantea varios parámetros para la evaluación de la calidad de la luz, como la intensidad de los campos eléctricos y magnéticos generados por las lámparas, forma del espectro lumínico, intensidad luminosa, temperatura de color, ultrasonido, reproducción del color o parpadeo de la luz.
Nos detendremos en este último, el parpadeo, ya que revela importantes cualidades de la luz. El parpadeo se mide en porcentaje (%) y en Herzios y se puede representar con un osciloscopio para visualizar el tipo, uniformidad o deformación de las curvas sinusoidales de la luz. Se alerta asimismo de la “Dirty Light” (Luz sucia); los armónicos del parpadeo de base, conceptos que nos recuerdan el fenómeno de la “Dirty Electricity” (Electricidad sucia) producido, entre otros, por las fuentes de alimentación y balastos utilizados en ciertos sistemas de iluminación. La norma también se adelanta a la proliferación de una nueva tecnología, VLC (“Visible Light Communication”) para la transmisión de datos mediante la modulación de la luz, proponiendo su no utilización.
En cuanto a la temperatura de color y espectro lumínico, se propone la diferenciación de luz de día y de tarde (el período antes de acostarse) para reproducir la iluminación solar, más rica en tonos azules durante la mañana y anaranjados por la tarde. Estas características de la luz, además de la intensidad luminosa, determinan la producción de las hormonas melatonina y serotonina, que a su vez regulan los ritmos de vigilia y sueño; a partir de ahí podemos entender la importancia de la iluminación en la salud humana.
La norma también recoge un dato muy fácil de encontrar en la información comercial de las lámparas; el índice de reproducción del color (Ra), recomendándose un Ra>90. Este dato valora la agudeza visual que permite la luz existente; el objetivo es acercarse lo más posible a la Ra de la luz solar, que es 100.
Las Ondas acústicas, radiactividad y campos eléctricos también incorporan desarrollos o aclaraciones
Si bien la SBM-2008 ya recogía el tema de la acústica, la nueva actualización desarrolla este aspecto incorporando valores límite recomendados; 30dBA durante la noche, con breves picos de hasta 40dBA, y no más de 15dB de diferencia con la medición en dBC (esto es, durante la noche <45dBC), para evitar problemas con la baja frecuencia y los infrasonidos.
En el ámbito de la radiactividad (A6), la actualización de la norma incorpora con carácter general las ondas alfa y beta a la medición de radiactividad ambiental, cuando hasta ahora sólo se atendía a las ondas gamma. También se definen más pormenorizadamente los distintos tipos de medición del Radón: análisis preliminares (mediciones a corto plazo), mediciones de conjunto y mediciones de valoración (a largo plazo).
En el apartado de los campos eléctricos (A1), se especifica la necesidad de utilización de los tres métodos de medición; con potencial, libre de potencial y tensión corporal, ya que no se sustituyen sino que se complementan. Con esto, nos resuelven una duda que todavía no habíamos aclarado suficientemente entre el grupo de medidores/as.
Algunos nuevos complementos y aclaraciones en el apartado B- Tóxicos
El apartado de la norma referido a las toxinas domésticas, agentes contaminantes y ambiente interior no ha incorporado cambios en profundidad.
En el listado de valores indicativos en Baubiologie se ha dado entrada a los metales pesados (B4), si bien se remite a los valores propuestos por AGÖF (Arbeitsgemenchaft Ökologischer Forschungsinstitute, o la asociación de institutos de investigación ecológica de Alemania). Los apartados B2- Disolventes (COV) y B3- Pesticidas (SVOC) también introducen como referencia complementaria a los valores de la norma el listado de sustancias y sus valores límite publicado por AGÖF, ya que especifica para cada sustancia (y son muchas) los valores máximos de exposición recomendados.
Por otra parte, la norma incorpora unos valores orientativos acerca de la ventilación de los espacios interiores, medidos en tasa de renovación del aire por hora y en volumen de entrada de aire fresco (m3/h). De esta forma, se puede contabilizar la tan recurrida recomendación de “ventilar frecuentemente”.
Especificaciones para valorar la contaminación microbiológica (Apartado C de la norma SBM)
Al igual que ya se reflejara en la versión de 2008, el estándar de mediciones en bioconstrucción SBM establece claramente que no debe haber presencia de moho, ni directamente visible, ni a nivel microscópico, ni tampoco contaminación por esporas o sus metabolitos. Esto significa que el número de colonias de moho, así como el tipo de moho en la atmósfera interior, sobre las superficies, en el polvo, en los huecos, en los materiales, etc., debería ser inferior al del exterior, o al menos, al mismo nivel comparativo que las estancias interiores no afectadas. Y los hongos particularmente críticos, productores de toxinas alergénicas, o que prosperan a una temperatura corporal de 37 ºC no deberían ser detectables en ambientes interiores.
De esta forma, la premisa básica está en evitar la humedad continuada de materiales de construcción y acabado, así como de la humedad del aire o las temperaturas superficiales frías, que pueden representar la base para el crecimiento de gran variedad de tipologías de hongos.
De la misma manera que en 2008, no hay valores indicativos reconocidos, aunque sí que se recogen como novedad recomendaciones basadas en experiencias e indicaciones previas que incluyen el análisis visual de la afectación por hongos visible, medida en cm2 o la afectación por hongos, visibles con microscopio. En cualquiera de estos casos NO debe haber ninguna superficie afectada para que se considere un valor no significativo.
A su vez se dan valores indicativos para la cantidad de mohos absolutos por m3 de aire interior, para la cantidad de mohos por dm2 de superficie o por gramo de polvo doméstico (número de esporas de hongos en el polvo doméstico de 7 días de antigüedad). De la misma manera se recoge la suma de MVOC (Microbial volatile organic compounds) en ng/m3 de aire, el contenido de sustancias específicas, la actividad acuosa de un material o el % de humedad relativa del aire junto al material a analizar y valorar.
En definitiva, el trabajo de análisis de la actividad microbiológica en viviendas se especifica sin tener aún valores límite reconocidos, pero sí recomendaciones generales que permiten un análisis exhaustivo y unos criterios claros para evitar la contaminación microbiológica en viviendas y lugares de trabajo. Y estas recomendaciones se centran en qué medir, pero también cómo y dónde, como las especificaciones de la evaluación directa con microscopio óptico para el análisis de superficies, polvo o material, o los mecanismos de recolección de partículas del aire, entre otros.
La salud ambiental como objetivo de la Norma SBM
Esta reciente versión de la norma SBM es la octava actualización desde que fue publicada por primera vez en el año 1992. Con el apoyo del IBN, un amplio y diverso grupo de profesionales redactan y configuran las sucesivas actualizaciones; expertos en baubiologie con la cooperación de científicos independientes del ámbito de la física, la química, la biología, la arquitectura, laboratorios, médicos ambientalistas y otros expertos.
En definitiva, la norma SBM es un documento avalado por la ciencia y la experiencia. Si bien los valores de referencia son los de la naturaleza, la norma insiste que hay que mantener los valores de contaminación lo más bajos posible en los lugares especialmente sensibles (lugares de descanso o permanencia), y siempre se persigue en último término “cualquier reducción del riesgo, colocando la factible en primer plano”.
Barbarin – Urdaitz (Nafarroa), 21 de julio de 2015.
María Figols González y
Miguel Martinez de Morentin Morras,
Especialistas en Medición de Baubiologie IEB-IBN
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