Los disruptores endocrinos amenazan nuestra salud y la de las futuras generaciones
Como especialistas en salud ambiental, debemos abarcar múltiples causas de la pérdida de la salud y vitalidad en el hábitat.
En este post vamos a abordar un pequeño grupo especialmente crítico debido a su forma de actuación en los seres vivos; los Disruptores Endocrinos (EDC en inglés; Endocrine Disrupting Chemicals). También los podemos encontrar denominados como: estrógenos ambientales, xenoestrógenos, moduladores endocrinos, ecoestrógenos, hormonas ambientales, compuestos activos hormonalmente, fitoestrógenos.
En efecto, las sustancias tóxicas son muy diversas, así como sus efectos. Este pequeño grupo dentro de los tóxicos presenta unas características que, como vamos a ir viendo, rompen con ciertas reglas que rigen para casi todas las sustancias tóxicas. Una de sus consecuencias más perversas es la aparición de efectos en la salud a lo largo de toda la vida de la progenie de madres y padres expuestos, efectos que pueden transmitirse incluso a la siguiente generación. Además, los tenemos dentro de nuestras casas.
Unas nociones sobre el sistema hormonal o endocrino
El sistema hormonal humano es un sistema complejo de comunicaciones que regula funciones vitales del organismo, incluido el desarrollo embrionario, y con estrechas vinculaciones con el sistema nervioso e inmune.
Está formado por glándulas, hormonas y receptores hormonales: las glándulas generan las hormonas, que son transportadas a través de la sangre a los receptores hormonales ubicados en las llamadas células diana.
En los organismos pluricelulares, la comunicación entre las células para asegurar el funcionamiento coordinado de sus funciones se realiza por estímulos químicos. Las hormonas son estas sustancias químicas que actúan como mensajeros; son extremadamente eficaces, actuando a dosis muy bajas.
Cada persona presenta un equilibrio hormonal diferente, dependiendo de su edad, sexo, estado de salud, etc., siendo especialmente importante en la fase de desarrollo embrionario. Además, una misma hormona puede regular funciones muy diferentes dependiendo del órgano sobre el que actúe; las principales son el desarrollo, crecimiento, reproducción y metabolismo.
¿Cómo actúan los alteradores hormonales en el organismo?
Los disruptores endocrinos u “hormonas ambientales” tienen la facultad de alterar el equilibrio hormonal y la regulación del desarrollo embrionario y, por tanto, con capacidad de provocar efectos adversos para la salud de un organismo o de su descendencia (ya sea imitando o antagonizando la acción de las hormonas endógenas “de verdad”, interfiriendo en el patrón de síntesis y metabolismo o incluso en la fase de recepción).
El momento de exposición a los alteradores hormonales es decisivo para determinar el carácter, la gravedad y la evolución posterior del efecto. Los primeros estadios de la vida (fase embrionaria, primeros años de vida) son periodos especialmente críticos y una exposición a EDCs puede suponer lesiones irreversibles. En efecto, las hormonas orquestan el crecimiento de los sistemas nervioso e inmunitario del embrión y programan órganos y tejidos (hígado, sangre, riñones, músculos, entre otros); para que todos estos sistemas se desarrollen con normalidad, es preciso que el embrión reciba los mensajes hormonales adecuados, en el lugar concreto y momento exacto.
Figura 1; cuadro cronología fases desarrollo (Fuente: OMS)
La figura 1 muestra la cronología del desarrollo humano y permite intuir cuál puede ser el efecto de un tóxico alterador hormonal según el momento en el que incida. Una de las características de estas “sustancias camaleónicas” es que una misma sustancia provoca diferentes efectos según el momento de exposición. Sin embargo, los efectos pueden no aparecer en el momento de la exposición, sino permanecer latentes durante años y manifestarse en un determinado momento de la vida adulta. No sólo eso; las consecuencias se manifiestan con mayor frecuencia en la descendencia que en quienes han sufrido la exposición.
El incierto efecto combinado de las sustancias tóxicas se manifiesta con mayor claridad en los alteradores hormonales; la acción simultánea de varios puede desencadenar respuestas sinérgicas, antagónicas o simplemente aditivas. Las actuales valoraciones de sustancias de riesgo según sus efectos individualizados no son válidas en este campo.
Además, no existe un umbral suficiente y necesario para inducir disfunción endocrina. Se han llegado a determinar efectos en el organismo a mínimas dosis, lo cual es lógico teniendo en cuenta la efectividad natural de las hormonas. El método de ensayo clásico en toxicología ya no es válido en el ámbito de los EDCs; los efectos biológicos ocurren a niveles o dosis por debajo de los que la toxicología clásica consideraría como seguros.
Figura 2: Curva dosis-respuesta tradicional.
Figura 3: Curva dosis-respuesta para EDCs
Figura 4: Curva dosis-respuesta para un EDC: Hexaclorobenceno HCB
La figura 2 muestra la curva dosis-respuesta genérica para tóxicos, base para establecer las dosis de exposición seguras a una sustancia.
Sin embargo, tal y como se aprecia en las figuras 3 y 4, muchas sustancias químicas con actividad endocrina no siguen este patrón de curva dosis – respuesta, sino que presentan curvas dosis respuesta no lineales, ya sea en forma de U o de U invertida, indicando que pueden provocar efectos tóxicos a dosis altas, ningún efecto a dosis intermedias y efectos adversos a dosis bajas o viceversa.
Es decir, podemos afirmar que no existe riesgo cero ante la presencia ambiental de los alteradores hormonales; es decir, la máxima de Paracelso, “La dosis hace el veneno” no es de aplicación para este tipo de tóxicos.
Los efectos de los alteradores hormonales
La ciencia ha estudiado experimentalmente los efectos de los EDCs en los animales. Sin embargo, resulta imposible establecer una relación directa causa-efecto en el organismo humano, debido a las múltiples exposiciones a las que nos sometemos, los períodos de latencia o el carácter multifactorial de las alteraciones en la salud. Sin embargo, los alteradores hormonales se relacionan con importantes enfermedades:
– Daños al sistema reproductor masculino (infertilidad, malformaciones, etc.).
– Daños al sistema reproductor femenino (reducción de la fecundidad, resultados adversos del embarazo, etc.).
– Tumores en órganos hormono-dependientes (mama, ovarios, próstata, entre otros).
– Alteraciones en el desarrollo del sistema neurológico (por ejemplo, hiperactividad, falta de concentración).
– Enfermedades metabólicas (diabetes, obesidad).
– Trastornos del sistema neuroinmunológico (fibromialgia, esclerosis múltiple, etc.).
Todos ellos son efectos en la salud que han sufrido un importante incremento en las últimas décadas, paralelamente a la presencia de estos tóxicos en nuestras vidas.
Actualmente ya no existen poblaciones no expuestas; prácticamente se pueden encontrar niveles detectables de, por ejemplo, DDT o sus metabolitos en organismos de todo el mundo.
En siguientes post trataremos sobre la exposición de la población a los disruptores endocrinos, presentes en numerosos productos de uso cotidiano. Incidiremos de manera especial en su presencia en el hábitat, derivada de los productos de construcción y equipamiento.
Silvia de Santos García, Arquitecta.
Miguel Martínez de Morentin Morrás, Arquitecto.
Miembros de grupo BIHHO, Mediciones de Radiaciones, Tóxicos y Contaminación Microbiológica en el Hábitat.
Campaña Ecologistas en Acción
– https://libresdecontaminanteshormonales.wordpress.com/
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